El arte romano es el producto de las influencias griegas y etruscas, que se desarrolla desde el año 300 a.C. hasta el siglo IV d.C. A través de estas influencias Roma se convirtió en el centro del arte de todo el imperio.
El pueblo romano no se preocupó ni por las letras ni por el arte, hasta que llevaron a los artistas griegos, para que les enseñaran su arte.
La Arquitectura romana se caracteriza por su utilidad y riqueza extraordinaria y se deriva de la arquitectura etrusca de la que toma el arco y la bóveda como elementos fundamentales para sus construcciones.
Además agregan dos órdenes arquitectónicos más que fueron:
Orden Toscano: de origen Etrusco, y muy parecido al estilo Dórico de los griegos, que se compone de una sola base.
Orden Compuesto: es una mezcla del estilo Jónico y Corintio de los griegos, y refleja lujo y grandiosidad de la Roma Imperial.
La arquitectura romana se caracteriza por las construcciones públicas entre las cuales se pueden mencionar las siguientes:
Basílicas: servían como centro de administración de justicia.
Termas o baños públicos: fue un complejo arquitectónico compuesto por piscinas, saunas, bibliotecas, etc.
Teatros: al igual que los griegos, servían para hacer las representaciones dramáticas.
Anfiteatros: fueron una creación romana y como su nombre lo indica eran un doble teatro.
Naumaquias: parecidas a los anfiteatros, pero eran llenadas de agua para representar los combates navales.
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